QUIJOTES, GIGANTES
Y MOLINO.
El domingo día 9
de octubre de 2016, nuestro equipo, el Gambito A, se enfrentó a El Molino, en
la sede de dicho club, en Huelva capital. Con una temperatura ideal para la práctica del ajedrez, y lleno a rebosar en local de juego, la organización colgó el cartel de no hay billetes. ¿Hasta cuando hay que consentir que los reventas controlen esto? Con ellos el ajedrez sólo lo pueden disfrutar en directo los que pueden permitírselo. El resto de los espectadores tienen que conformarse con verlo por streaming o ir a un bar en el que retransmitan ese encuentro, pero claro, hay que abonar una consumición. Siempre lo mismo, el mundo es de los ricos.
En lo que al encuentro se refiere, se dio la circunstancia de que
teníamos la plantilla en cuadro, con las ausencias de nuestros tres primeros
espadas. Así que en esas estábamos, con
un equipo de circunstancias, cuando aparecimos en la sede, en el
encuentro más desequilibrado que se jugará, estoy seguro de ello, en 1ª
Andaluza, esta temporada. Nuestros rivales presentaron una alineación con un
promedio de elo de 1900,2 puntos, mientras que nosotros, 1699,4. Más de
doscientos puntos menos de promedio por tablero. Francamente, en cada mesa,
frente a nosotros, un gigante.
Y nosotros,
quijotes, personas idealistas, desinteresadas, siempre dispuestas y disponibles
para el club, gente de equipo, que presentamos batalla, sin importar el
desequilibrio. Cinco quijotes luchamos contra cinco gigantes y vencimos. Un
equipo que venció a un Molino.
En la mesa 3,
Alejandro Casado se veía las caras con Diego Gómez. Todos sabemos que Alejandro
es capaz de lo mejor y de lo peor, y esta vez dio la cara. Pudo entender la
posición, jugó agresivo y la coordinación de sus piezas fue superior a la de su
rival. Logró resolver el único defecto de su posición, el alfil de casillas
negras, y después de lo cual, inició una simplificación que le permitió poner
en marcha un rodillo de dos peones pasados ligados, y el primer punto era
nuestro.
En la mesa 2, me
vi las caras contra Ígor Rapp Arrarás, un jugador formidable, quien ya tuvo a
nuestro primer tablero contra las cuerdas en la temporada pasada. Era este el segundo encuentro más
desequilibrado, con 323 puntos de elo de ventaja de mi rival, mi objetivo era
no perder en veinte jugadas. Ambos salimos bien de la apertura, con una
posición que podría definirse como de igualdad. En el medio juego mi rival
llevó a cabo un sacrificio de pieza incorrecto, que yo decidí que fuese bueno,
con mi siguiente jugada. Quedé perdido, con dos peones de menos, pero traté de
aguantar, por el equipo. Tuve la fortuna de que en las complicaciones, mi rival
cometió un error que me permitió desencadenar un ataque ganador y el punto caía
de nuestro lado.
Goro, en la mesa
3, se enfrentó a Clemente Romero, en el único duelo igualado por elo, dado que
solo había 42 puntos a favor del jugador de El Molino. Goro se lanzó contra el
enroque de Clemente, pero este no se arredró. Puso en marcha su flanco de dama
y pese a entregar una calidad, sus alfiles eran potentísimos contra el enroque
de Goro. Este resistió de forma heroica, pero no pudo ser, la cosa iba 2 a 1
para el Gambito.
Carlos Ruíz, con
blancas en la mesa 1, se las vio contra Ángel Mariano. Su duelo particular era
el más desigual de todos, con 362 puntos de elo, de diferencia. Su posición era
buena en todo momento. No se apreciaba, viendo la posición, la superior
categoría de su rival, Durante todo el encuentro la sensación que producía la
partida era que el resultado sería tablas. Sin embargo, los apuros de tiempo de
nuestro compañero y líder espiritual, unido a la capacidad de cálculo de su
rival, acabó decantando el punto para El Molino.
Y por último, en
la mesa 5, el pequeño Jaime Cortés, con tan sólo 10 años, jugaba contra José
Báez. ¡Y vaya partida! Jaime, con los deberes hechos (Carlos hace que todos
sumemos puntos), logró colocar una preparación, y a partir de ahí, tomar las
riendas de su partida. Sacrificó pieza por dos peones e inició la marcha con
ellos, para decantar el definitivo punto de nuestro lado. ¿Cuántos niños de 10
años están jugando en 1ª Andaluza? ¿Alguien lo sabe?
Lamentablemente
los dos premios en metálico, cada uno de ellos aportado por patrocinadores
anónimos de cada club, y consistentes en 6.000 €, se han quedado desiertos. El
primero lo aportaba el Gambito, para el primer gambitero que consiguiese hacer
un molino a El Molino. El segundo lo aportaba El Molino, para el primer jugador
que consiguiese hacerle un gambito al Gambito. Revisadas las planillas, el
jurado ha declarado desiertos ambos premios.
No me despido sin
un recuerdo a los dos equipos filiales del club, el Gambito B y el Gambito C.
Ambos tuvieron encuentros muy desiguales, pues debieron sacrificarse en
beneficio del Gambito A. Este último le quitó tres titulares al B, y el B hizo
lo propio con el C. Por tanto sería injusto quedarnos sólo con el resultado,
perdieron 3 a 1, pero su esfuerzo no ha sido en vano. De ellos y a ellos, les
dedicamos la campanada del primer equipo, Gracias.
Como siempre tus crónicas, a parte de realistas, son verdaderamente fantasticas, una mañana fabulosa para nuestro equipo estrella Gambito A. Enhorabuena. Por cierto, el premio especial de 6000 euros sigue en el bote para la próxima semana. Un saludo.
ResponderEliminarPero qué le dais de comer a ese niño!!! Por dios!!! Dadme la receta.
EliminarYo juego los encuentros pensando que pondrá Fernando en su crónica, y nunca lo adivino jeje! Se supera cada semana.
ResponderEliminarGran mañana la de hoy, y ya van 2! Nos estamos mal acostumbrando! Muy contento con el equipo y con los chavales!! A seguir!
Pues yo escribo la crónica cada semana preguntándome cómo podría lograr jugar como tú, y tampoco lo logro. Tú sí que te superas cada semana. Voy a iniciar una campaña en change.org para conseguir que des clase.
EliminarJaja, ya será para menos! Llevas un 2 de 2 de momento, me parece que eres tu el que tiene que dar las clases
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCuando leo las cronicas de Fernando nunca se si estoy leyendo una noticia deportiva o una epopeya griega. La verdad que este encuentro podría ser considerado como ambas. A priori era muy difícil de sacar adelante.
ResponderEliminarEnhorabuena a todos por hacerlo posible!
La cosa apuntaba mal. Más que una epopeya se apuntaba a una ePOMPEYA, porque íbamos a salir de allí escaldados, pero aunque la fortuna nos privó de unas tablas en la mesa 1, nos regaló un punto en la 2, así que logramos dar la campanada.
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